Deslocalizar determinados procesos de producción para desarrollarlos en otros países es un recurso por el que optan muchas empresas para abaratar costes, sobre todo dentro de un marco económico globalizado, donde la competencia entre las compañías es muy acusada, y la necesidad de reducir costes es cada vez más apremiante. Es lo que conocemos con el término offshoring, una estrategia que ya no es, ni mucho menos, exclusiva de las grandes compañías, y que ofrece una serie de ventajas a nivel económico, aunque también ciertos inconvenientes.
¿Qué es offshoring? Razones para implementarlo
Podemos definir, por tanto, el offshoring —o deslocalización— como una estrategia empresarial que consiste en trasladar parte del negocio a otro país, con el propósito se ser más competitivo gracias a la disminución de los costes de producción.
Y es que por todos es sabido que en los países en vías de desarrollo los salarios son más bajos que en los países de Occidente. Es por ello que muchas empresas deciden llevar a cabo parte de su actividad laboral en países como Vietnam, China, México, Turquía, Indonesia, etc., puesto que la deslocalización les permite disminuir de manera considerable el presupuesto dirigido a los costes laborales.
Asimismo, levantar una fábrica, mantenerla y adquirir la materia prima puede suponer un ahorro de hasta un 50 % si se hace en una zona offshore. Es decir, fuera del país de origen de la empresa. Son también reseñables los beneficios fiscales que se suelen obtener en países que buscan atraer a empresas occidentales, donde las legislaciones son, además, menos exigentes respecto a cuestiones laborales, certificados de calidad o importaciones y exportaciones.
¿Cuál es la diferencia entre offshoring y outsourcing?
Desde la década de los 90 se ha ido estableciendo en el ámbito empresarial el término anglosajón outsourcing, formado a partir de la unión de las palabras outside (“fuera) y resources (“recursos”), aunque tal denominación se emplea habitualmente para referirse a los procesos de externalización que se llevan a cabo dentro de un mismo país. Además, si bien el offshoring es un proceso mediante el cual una empresa traslada parte de su actividad o producción a otro país, con el outsourcing se transfiere una determinada actividad comercial a una empresa externa especializada en la misma.
Por tanto, aunque a veces se emplean como términos sinónimos, se trata de conceptos diferentes, siendo la externalización el equivalente a outsourcing, y la deslocalización el término castellano correspondiente a offshoring.
El término offshoring es más reciente y ha cobrado un mayor protagonismo en los procesos de internacionalización propios de una economía globalizada como la actual.
Ventajas e inconvenientes del offshoring
Si una empresa decide implementar una estrategia basada en la deslocalización es para aprovechar las ventajas que esta acción reporta, pero lo cierto es que ha de contemplar también ciertos factores de riesgo e inconvenientes:
Ventajas del Offshoring
- Ahorro de costes: es el principal beneficio de esta práctica empresarial. Al deslocalizar la actividad en un país con la mano de obra mucho más barata, se ahorran directamente costes laborales y la producción resulta más barata. Las empresas, además, se benefician del menor coste de las instalaciones y de la materia prima.
- Beneficios fiscales: es habitual que los países offshore intenten estimular la economía local reduciendo los impuestos y gravámenes a las compañías extranjeras que abren fábricas en su territorio.
- Acceso a nuevos mercados: al deslocalizar una parte del negocio, la empresa accede a nuevos mercados, y tiene la posibilidad de expandirse con mayor facilidad al tener que afrontar una menor carga financiera.
- Nuevos talentos y experiencia: el offshoring permite contratar nuevos profesionales y talentos que aporten experiencia y métodos de trabajo eficientes. Y todo ello con un coste menor.
Inconvenientes del offshoring
- El afán por reducir costes puede suponer una merma de la calidad de los productos.
- La búsqueda de empleados cualificados puede resultar infructuosa.
- Choques culturales y lingüísticos.
- Pérdida de la propiedad intelectual.
- Puede perjudicar a la imagen de la empresa.
El offshoring es una buena alternativa a la hora de abaratar los costes de producción de manera significativa y expandir un negocio. Como podemos comprobar, también es necesario sopesar los contras de la deslocalización, por lo que resulta fundamental elaborar un plan detallado que determine los objetivos de la estrategia comercial, así como los riesgos o inconvenientes que pueden implicar ciertas operaciones en un país con un contexto cultural y geopolítico diferente. Una variante con menos inconvenientes del offshoring es el nearshoring, del que hablamos en otro artículo.