corporate compliance

El Compliance en la empresa: Corporate Compliance

Los programas de corporate compliance o de cumplimiento para empresas tienen como principal finalidad garantizar que un negocio cumpla con la normativa legal vigente. Procuran, por una parte, evitar que se lleven a cabo conductas infractoras dentro del organigrama de la empresa, y por otra, la rápida y oportuna detección de cualquier acción delictiva, la cual es puesta en conocimiento de las autoridades para su investigación. De ese modo se mitigan o incluso se revierten los daños ocasionados a la empresa.

El término inglés compliance procede del sector financiero, donde suele ser habitual cometer algún tipo de ilegalidad de manera inconsciente debido a los constantes cambios que se van produciendo en la legislación. Igualmente, su uso se está extendiendo cada vez más en las empresas, especialmente en los negocios que operan en diferentes países, ya que deben estar al tanto de las particularidades legales de cada territorio. Lo que es legal en un país, puede que no lo sea en otro.

La importancia del compliance para una empresa

Los programas de compliance son una garantía que aporta estabilidad y confianza a las empresas, ya que frente un acto ilícito por parte de algún miembro de la misma, la organización quedará exenta de culpabilidad, o bien, podrán servir de salvaguardia y protección frente a las imputaciones penales que se pudieran dar sobre la empresa.

Podemos decir entonces que el compliance tiene varios objetivos, le sirve a la empresa para la protección legal contra sanciones, asiste a los directivos en la prevención de acciones ilegales y, si estas ocurren, son tratadas raudamente para evitar males mayores. En definitiva, un programa de cumplimiento de esta índole contribuye a establecer en la empresa una filosofía que se ajusta a la ley y la ética, demostrando así el compromiso de la entidad por establecer unos valores íntegros.

Ciertamente, más allá de la protección frente a responsabilidades penales y administrativas, el buen gobierno corporativo beneficia a la reputación y el prestigio de la empresa, convirtiéndola en más competitiva. Por tanto, el compliance no ha de verse con un gasto, sino como una inversión ideal a medio y largo plazo.

El estrecho vínculo entre responsabilidad social corporativa y compliance

En los últimos años hemos sido testigos de un cambio en el entorno empresarial, demostrando un mayor compromiso con la sociedad que nos rodea. Ese compromiso con el desarrollo sostenible, con la protección del medioambiente, con la conciliación laboral y familiar, con la ética, con la transparencia… constituyen la responsabilidad social corporativa de una empresa.

Diversos estudios han determinado que la responsabilidad social corporativa aumenta la competitividad de los negocios, a la vez que estimula la innovación para así responder a los nuevos desafíos sociales y abarcar nuevos nichos de mercado. De hecho, la responsabilidad social corporativa tiene un impacto positivo en el desempeño de un negocio, tanto cuantitativamente (en los resultados económicos) como cualitativamente (en la imagen y prestigio de la marca, así como en la satisfacción de los consumidores).

A estos comportamientos asumidos de forma voluntaria por las empresas, intrínsecos a la responsabilidad social corporativa, se le suma el compliance, aunque este si implica un obligatorio cumplimiento normativo, puesto que las acciones delictivas cometidas en el seno de la empresa conllevan sanciones penales. De cualquier forma, ambos, responsabilidad social corporativa y compliance, están estrechamente relacionados y son conceptos complementarios para cualquier entidad empresarial, ya que con el compliance los negocios pueden demostrar el cumplimiento normativo requerido, y la responsabilidad social corporativa dota a las empresas de métodos de detección y control de riesgos, al tener el propósito de abogar por los valores citados como el de transparencia, anticorrupción, ética, etc.

Bajo este marco actual, ha surgido la figura del compliance officer, que se dedica a la supervisión del cumplimiento íntegro de la normativa a la que está sujeta la empresa, ya sean regulaciones internas (las relacionadas con los compromisos con los clientes) o regulaciones externas (legales y económicas), sin la necesidad de solicitar servicios de asesoría legal como de un tiempo a esta parte, ya que toda esta maraña de regulaciones se ha vuelto cada vez más compleja y requiere de un cargo especializado para su asistencia.

Precisamente, los retos más importantes a los que se enfrentan los programas de compliance en el presente y en el futuro están centrados en el encuadre e implementación de un nuevo departamento de este tipología en la estructura del negocio, adquiriendo el reconocimiento que requiere, y en conseguir instaurar una política de cumplimiento que, en efecto, cobre visibilidad dentro de la empresa.

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