Brasil es la economía más grande de Latinoamérica. Con una población de 200 millones de personas, su PIB de 2 billones de dólares es el octavo en el mundo. El crecimiento y expansión de su economía, que lo tiene como décimo productor industrial, demanda una matriz energética que acompañe ese proceso.
El país cuenta con una matriz energética variada en fuentes, con yacimientos petroleros, gas natural, uranio, así como capacidad hidroeléctrica, solar, eólica y biomasa. Estas alternativas abren oportunidades para la inversión en el sector.
En el año 2004 Brasil contaba con 86.5 GW de capacidad generadora instalada. La adopción de un nuevo marco regulatorio permitió ampliar la participación del sector privado a través de subastas públicas. Entre 2005 y 2019 se realizaron 42 de ellas por un importe en inversión de 80 mil millones de dólares.
Esta política pública consiguió que a fines de 2019 la capacidad generadora instalada llegara aproximadamente a 165 GW, donde cerca del 45% corresponde a energías renovables (biomasa, hidroeléctrica, madera, solar, eólica).
Dentro de estas cifras, si se considera solo la generación de energía eléctrica, esta tiene un componente de 80% de fuentes renovables, lo que convierte a Brasil en el tercer mayor generador de esta clase de energía en el mundo.
Las energías renovables impulsarán el crecimiento de Brasil. Según estimaciones de la compañía petrolera BP (British Petroleum), para el año 2030 un 48% de la matriz energética del país provendrá de fuentes renovables y limpias. Este sector permitirá hacer frente a la creciente demanda de energía que tendrá Brasil, donde el consumo interno aumentaría en 60% para el año 2040.
Brasil crea bonos verdes
Pese a que las grandes plantas de energía contaban con incentivos de inversión, el Decreto N.º 10.387 del Ministerio de Minas y Energía, emitido el 5 de junio de 2020, crea nuevos mecanismos para la emisión de bonos verdes, que facilitarán la financiación de proyectos de infraestructura con beneficios ambientales y sociales relevantes.
La normativa define tres áreas de aplicación:
- Movilidad urbana: beneficia a proyectos de transporte urbano de bajas emisiones de carbono, como la adquisición de buses eléctricos, buses híbridos a biodiesel o biogás, proyectos de transporte sobre rieles (metro, ferrocarriles, tranvía), y proyectos de infraestructura de Bus Rapid Transit (BRT).
- Saneamiento básico: proyectos de abastecimiento de agua, aguas residuales, gestión de aguas de lluvias y drenaje urbano, y gestión de residuos urbanos.
- Sector energético: proyectos de generación eléctrica con fuentes de energía solar, eólica, y residual. Proyectos de pequeñas centrales hidroeléctricas con una potencia mínima de 4W/m2 de área inundada.
El Decreto N.º 10.387 es la primera normativa específica en Brasil que incentiva la emisión de bonos verdes para proyectos con impacto social a través del mercado de capitales por medio de incentivos fiscales. Estos consideran la exención de impuesto sobre la renta sobre los ingresos abonados a inversores individuales o inversores no residentes, con el propósito de estimular la demanda de esos valores y, paralelamente, entregar una fuente de financiación privada a menor costo para la empresa emisora.
A nivel mundial, la demanda por bono verdes es creciente. Según datos de Iniciativa de Bonos Climáticos, el año 2019 este mercado involucró montos por cerca de 280 mil millones de dólares, que en el caso de Brasil representó una participación de 1,2 mil millones de dólares.
En Brasil, caen en la categoría de bonos verdes las cuotas de fondos de inversión en derecho de crédito (FIDC), los incentivos de infraestructura, las letras financieras (LF), los pagarés, los certificados de cuentas por cobrar de la agroindustria (CRA) y el Certificado de Cuentas por Cobrar de Bienes Raíces (CRI). Desde 2018, dichos bonos pueden ser identificados como tales por B3 – Brasil, Bolsa, Balcão SA, con el fin de dar mayor visibilidad a las empresas emisoras.
El plan que impulsa el gobierno brasileño proyecta que en los próximos diez años puedan implementarse sobre 3.000 MW en pequeñas centrales hidroeléctricas, sobre 25.000 MW en plantas eólicas y sobre 8.000 en nuevas plantas fotovoltaicas. El Ministerio de Minas y Energía proyecta que el nuevo decreto promueva inversiones más de 170 millones de reales para el año 2029 en fuentes de energía renovable.
Estos 36.000 MW adicionales que se agregarán al sistema favorecerán el cumplimiento de los compromisos adquiridos por Brasil de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en 37% y 43% por debajo de los niveles que tenía el año 2005 para los años 2025 y 2030, respectivamente.
También el Decreto N.º 10.387 abre posibilidades a las plantas energía que usan basura como combustible. Esto permitirá disminuir el volumen de desechos que llegan a más de 2500 vertederos activos en Brasil. La estimación de inversiones en este caso es de 5 mil millones de reales.
Adicionalmente, a la generación de empleos por el desarrollo de los proyectos de energías renovables, se contempla que los precios sean menores, reduciendo las tarifas que pagan los consumidores por energía eléctrica en hogares, industria y comercio.